Surtido de sellos de madera (2015), Bruno Martins.

Tabla de corte de un fanzine de Tarde.

¿Cómo se pliega la ciudad? ¿Cómo se (des)pliega el trabajo de campo? ¿Cómo desplegar una etnografía que no encaje en la linealidad del paper, que exija otros ritmos, otros cortes, otras dobleces? Este ensayo explora la creación de zines etnográficos como práctica experimental en etnografía urbana. En lugar de pensar los zines únicamente como productos de difusión, los propongo como dispositivos experimentales de investigación multimodal (Marcus 2013; Dattatreyan y Marrero-Guillamón 2019): ensamblajes inestables de fragmentos donde lo subjetivo, lo material y lo político convergen.

El vocablo zine —abreviación de fanzine— se refiere a una publicación independiente de baja circulación, autoproducida, y que opera por fuera de los canales tradicionales de distribución (Duncombe 2008). Aquí, priorizan la inmediatez, la accesibilidad y la expresión personal por encima del refinamiento formal o la viabilidad comercial. Además, y debido a sus múltiples orígenes entre el punk, el feminismo y la ciencia ficción, los zines se han convertido en espacios de expresión para voces y perspectivas marginalizadas (Eichhorn 2016).

Desde hace un par de años, a través de un proyecto personal y colaborativo llamado Tarde (https://tarde.info), he experimentado con zines como dispositivos etnográficos en el estudio de lo urbano ínfimo y frecuentemente ignorado. Este tipo de dispositivos, multimodales e interactivos, (des)pliegan la multiplicidad y complejidad de experiencias urbanas de una manera no-lineal, multivocal y táctil. El uso de este recurso se ha convertido en una apuesta por desestabilizar las convenciones narrativas y los modos de registro que tradicionalmente han estructurado el hacer antropológico. Es precisamente en este gesto —el de plegar y desplegar materiales, formas y ritmos— donde reside el carácter experimental de estos dispositivos. Frente a la presión por la coherencia y el argumento sólido y formal, los zines ofrecen una alternativa: una etnografía de bolsillo que se construye desde lo parcial, lo incompleto, lo menor (Stewart 2007).

Plegar, doblar, replegar, desplegar: estas acciones, habituales en la creación de zines, se convierten también en operaciones metodológicas. En lugar de ver el conocimiento como algo que se desarrolla en forma lineal, el acto de plegar, como forma de experimentación etnográfica, sugiere una práctica reflexiva que acumula capas, que superpone, que retiene y oculta para revelar después. El zine no se lee en línea recta: se hojea, se explora, se desarma. Esta estructura fragmentaria propone una lectura que se construye a saltos, en zigzag, siguiendo asociaciones espontáneas más que secuencias argumentales, desplazando a veces la hegemonía de lo escrito. En ese gesto se dibuja una epistemología del pliegue, donde el conocimiento etnográfico es menos una representación del mundo que un modo de estar dentro de él, de tocarlo, doblarlo, habitarlo (Taussig 1993).

Desde esta perspectiva, el plegado no es sólo una metáfora, sino también una técnica argumentativa: se dobla el papel, se ensambla la imagen con la palabra, se fragmenta el relato. Así, la metodología se materializa en la forma. El zine se convierte en campo de experimentación sensorial donde se pueden poner a prueba nuevas relaciones entre cuerpo, ciudad y texto. En otras palabras, el zine como dispositivo etnográfico nos invita a problematizar la ciudad desde sus multiplicidades y pliegues: ¿Qué capas tiene este espacio urbano? ¿Qué se hace visible y qué permanece oculto? ¿Cómo circula el saber en la ciudad? ¿Y quiénes son sus autores?

La ciudad es un archivo imposible compuesto por espacios fragmentarios que se transforman continuamente y que acumulan múltiples temporalidades, voces, ritmos, materiales y cuerpos. A través de sus pliegues, su escritura rápida y estructura móvil, el zine etnográfico acoge dicha fragmentación archivística y la convierte en método (Mattern 2017). En un zine pueden convivir citas, imágenes, bocetos, listas, mapas, frases sueltas, manchas. Es un archivo abierto, incompleto, en constante recomposición. Así, el zine no solo documenta la ciudad como archivo: la performa.

En este sentido, el zine opera como método en sí mismo: su forma obliga a producir etnografía de otro modo. Al trabajar con cortes, montajes y superposiciones, el fanzine transforma la observación en una práctica de ensamblaje, donde cada pliegue propone un experimento con las relaciones entre texto, imagen y ciudad. Así, la forma no acompaña al contenido, sino que se vuelve parte de la producción analítica. Cada página, cada doblez, propone un pequeño montaje etnográfico provisorio. Un modo de hacer lugar a las multiplicidades urbanas, a los encuentros fugaces, a los materiales que no caben en la gramática disciplinar. El zine se convierte así en un archivo inacabado que  no busca cerrar ni explicar, sino abrir posibilidades de lectura, relectura e intervención, de escribir en los márgenes y de rehacer sus pliegues. En ese sentido, además de ser un archivo fragmentado, el zine etnográfico es también un archivo experimental, un espacio interactivo que se activa en el encuentro, en el tacto y en el uso.

La ciudad no siempre se deja capturar por las grandes narrativas. A veces, lo más significativo está en lo que parece irrelevante: una grieta en la acera, la sombra de un árbol, un envoltorio tirado en el suelo. Estos fragmentos mínimos, que a menudo son descartados por la mirada académica, se convierten en materia prima del zine etnográfico. Aquí, el zine actúa como lupa y como caleidoscopio. Amplifica lo pequeño, lo pasajero, lo insignificante, y lo convierte en pliegue urbano: una arruga que interrumpe la superficie lisa del relato. Al hacerlo, cuestiona las jerarquías del conocimiento etnográfico (Stewart 2007). Trabajar con lo aparentemente irrelevante es también una forma de apertura al azar, a la deriva, al error. Es asumir que la etnografía urbana no se trata sólo de identificar estructuras o patrones, sino también de des-plegar lo que no encaja, lo disonante y esquinado. En el zine, estos pliegues menores no son meras anécdotas, sino el modo de acceso a lo urbano como campo denso de afectos, signos y residuos.

En conjunto, estas tres viñetas metodológicas no constituyen un método cerrado, sino una invitación al ensayo, al juego, a la experimentación. El zine etnográfico se propone aquí no como una solución, sino como una forma menor de experimentar en antropología: una práctica que se sitúa en los márgenes de lo institucional, que se permite el error, el desvío, el afecto, la incompletud (Puig de la Bellacasa 2017). Esta forma menor no renuncia al rigor, pero lo entiende de otra manera: como compromiso con lo situado, con lo sensible, con lo plural. En este gesto, la forma no es un simple vehículo de contenidos, sino parte del análisis mismo: el pliegue material se convierte en pliegue etnográfico. Así, el zine como gesto experimental nos permite (des)plegar la ciudad de forma distinta: no para explicarla, sino para entrar en conversación con sus ritmos, residuos y fragmentos.

Referencias

Dattatreyan, Ethiraj Gabriel y Isaac Marrero-Guillamón. 2019. “Introduction: Multimodal Anthropology and the Politics of Invention.American Anthropologist 121, no 1: 220–228.

Deleuze, Gilles. 1988. El pliegue. Leibniz y el barroco. Barcelona: Paidós.

Duncombe, Stephen. 2008. Notes from the Underground: Zines and the Politics of Alternative Culture. Bloomington, I.N.: Microcosm.

Eichhorn, Kate. 2016. Adjusted Margin: Xerography, Art, and Activism in the Late Twentieth Century. Boston, Mass.: MIT Press.

Marcus, George E. 2013. “Experimental Forms for the Expression of Norms in the Ethnography of the Contemporary.HAU: Journal of Ethnographic Theory 3, no. 2: 197–217.

Mattern, Shannon. 2017. Code and Clay, Data and Dirt: Five Thousand Years of Urban Media. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Puig de la Bellacasa, María. 2017. Matters of Care: Speculative Ethics in More Than Human Worlds. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Stewart, Kathleen. 2007. Ordinary Affects. Durham, N.C.: Duke University Press.

Taussig, Michael. 1993. Mimesis and Alterity: A Particular History of the Senses. New York: Routledge.