Introducción: Vocabulario para la experimentación etnográfica

From the Series: Vocabulario para la experimentación etnográfica

La experimentación etnográfica se está convirtiendo en una práctica cada vez más común en antropología, con toda una serie de proyectos que expanden e intensifican el giro experimental que se inició en la disciplina hace medio siglo. El resultado de aquella propuesta fue, como bien sabemos, una amplia exploración de las formas de escritura y representación etnográfica (Marcus y Fischer 1986). Hoy en día, la experimentación se ha expandido también a otras instancias de la actividad antropológica que incluyen las prácticas de análisis (Ballestero y Winthereik 2021), el trabajo de campo (Estalella y Criado 2018; Martínez 2021), la teorización (Boyer et al. 2018) y las formas de representación (Giordano y Pierotti 2024).

Ciertamente, este impulso experimental no es generalizado, pero su presencia indica un creciente interés y un notable esfuerzo por reorientar las prácticas epistémicas de la investigación antropológica para responder a los desafíos de nuestro tiempo. A pesar de su progresiva relevancia, qué significa experimentar está lejos de quedar sustanciado y nos sitúa ante una geografía sin mapa dada la diversidad de expresiones que adopta. En ocasiones, la experimentación implica explorar formas de análisis colectivo (Fortun et al. 2014), tantear los límites de la observación (Rabinow y Bennett 2012) o incorporar modos de representación artística (Hartblay 2020).

Por experimentación etnográfica entendemos el diseño de situaciones, dispositivos y colaboraciones que refiguran nuestras formas de relación con lo empírico. No sustituye, sin embargo, a la observación participante sino que la densifica al incorporar, por ejemplo, prototipados, mediaciones materiales y modos performativos de indagación, practicando la etnografía en la forma de ‘ensamblajes eclécticos’ (Canals). La emergencia de tales prácticas supone una contestación de la forma y la norma de la etnografía (Marcus 2013), por lo tanto, del contenido y el continente de la antropología como disciplina. La experimentación emerge de la propia experiencia, la necesidad y la frustración, así como de la sensación, cada vez más extendida entre muchos antropólogos y antropólogas, de que nuestros métodos son insuficientes, nuestras formas de representación limitadas, y nuestros modos de análisis innecesariamente opacos para responder a las acuciantes cuestiones contemporáneas. Seguimos utilizando herramientas fuera de tiempo para comprender relaciones y fenómenos contingentes. Ante esta situación, las experimentaciones desarrolladas en tiempos recientes constituyen proyectos que se alejan notablemente de las relaciones con lo empírico que tradicionalmente ha mantenido la etnografía en sus diferentes instancias (trabajo de campo, análisis y representación).

Un corpus creciente de proyectos contemporáneos nos muestra etnografías que adoptan la forma de materializaciones diversas, realizadas por antropólogas y antropólogos con sus contrapartes como instalaciones artísticas que involucran a diferentes investigadores, interlocutores y audiencias (Farías et al.; Martínez), plataformas digitales que permiten personarse en debates públicos (Núñez y Suárez) y formas de documentación novedosa que despliegan otras relaciones de campo (Orrego).

Para una disciplina que ha concebido su producción de conocimiento empírico en términos observacionales, la experimentación en el trabajo de campo resulta particularmente relevante. Lejos del gesto naturalista de ir al campo, los ejercicios experimentales suponen intervenciones que diseñan las condiciones para un trabajo epistémico conjunto, sostenido y prolongado con nuestras contrapartes etnográficas. Una actividad que cuestiona las distinciones establecidas entre la creación de conocimiento y la intervención en los mundos investigados, donde lo que resalta es el proceso (Sansi), muchas veces inacabado e inacabable (Pérez-Bustos) y el desconcierto (Espírito Santo). Lejos de quedar circunscrito al encuentro etnográfico, este impulso se extiende también al resto de instancias (incluyendo el análisis y la representación) a través de experimentos que hacen de la empresa etnográfica un esfuerzo colectivo que involucra a antropólogas e interlocutores en diversas prácticas epistémicas.

Las resonancias de estos ejercicios experimentales con tradiciones previas de antropologías colaborativas y comprometidas son indudables (Citro y Torres Agüero). Sin embargo, la forma estética y dimensión ética de la experimentación suele ser distinta, porque ni el proyecto etnográfico está al servicio de nuestros interlocutores ni estos últimos están sometidos a los rigores normativos de la empresa etnográfica ni de la disciplina antropológica (Morado y Gutiérrez). Por lo tanto, la experimentación nos propone un vocabulario conceptual para la etnografía que no se agota en el lenguaje del compromiso ni se formula solo a través del imaginario de la colaboración, sino en ocasiones también de la provocación (Blanes), la conjura (Greene) o la evocación (Rivera García).

Creemos que la experimentación nos ofrece una respuesta distintiva a la interpelación para tomarnos en serio a nuestros interlocutores y rehacer, como han reclamado Eduardo Viveiros de Castro (2004) o Marisol de la Cadena (2015), nuestra propia práctica con ellos. Se trata, en este caso, de una respuesta pragmática y pragmatista, donde la etnografía se convierte en una actividad esforzada en disponer (o diseñar) las condiciones para pensar con nuestras contrapartes y construir construir problematizaciones con ellas. Así lo demuestran el conjunto de proyectos reunidos en esta colección, casos ejemplares en los cuales la etnografía torna a nuestros interlocutores en acompañantes epistémicos (Carenzo y Mazzino), sin contar necesariamente con su presencia (Ulfe).

Un número significativo de etnografías experimentales se ha desarrollado a través de colaboraciones con artistas, científicos y diseñadoras del norte global. Si bien este tipo de localizaciones expertas parecen particularmente aptas para el desarrollo de esta modalidad etnográfica, encontramos ejercicios de experimentación etnográfica en contextos sociales y localizaciones geográficas radicalmente distintas. Un buen ejemplo de ello es la antropología yuṯa (nueva) de Jennifer Deger junto con sus colegas Yolŋu del colectivo Miyarrka Media (2019), de la que dieron cuenta en su publicación conjunta Phone and Spear. Pero también, trabajos fílmicos co-fabulados (Marrero-Guillamón), como los llevados a cabo por Jean Rouch con jóvenes migrantes nigerinos, donde la etnografía se practica en modo subjuntivo.

En vista de lo anterior, nos atrevemos a proponer que la experimentación no está limitada a contextos específicos, por el contrario, constituye una práctica epistémica que responde a las particularidades del encuentro etnográfico a través de la inventiva relacional. Si la práctica antropológica es una actividad dedicada a investigar relaciones a través de relaciones, como ha propuesto Marilyn Strathern (2020), creemos que estas experimentaciones son un esfuerzo contemporáneo por especular con las formas de relación con lo empírico que hacen posible la empresa etnográfica.

Nuestro trabajo de los últimos años ha explorado en la práctica y se ha interesado conceptualmente por las múltiples implicaciones que estas experimentaciones tienen para la etnografía. Es una reflexión que hemos desarrollado en la periferia (geográfica y disciplinar), alejada de nuestras tradiciones vernáculas y a través de estrechos aprendizajes cruzados con interlocutores de otras disciplinas. A lo largo de estos años hemos explorado —tanto individual como colectivamente— los contornos conceptuales de esta práctica (Martínez), los formatos pedagógicos que su aprendizaje requiere (Colleex) y las formas de documentación que supone tal actividad (Estalella y Criado).

Este foro se suma a ese amplio debate sobre la experimentación etnográfica que consideramos de excepcional relevancia para nuestra disciplina, porque a través de él se abre un espacio de especulación esperanzada con las distintas formas de relación con lo empírico que la etnografía pudiera ser capaz de hospedar. Esta conversación se ha desarrollado ampliamente en publicaciones en inglés, sin embargo, no son pocos los trabajos de colegas hispanohablantes que han contribuido a enriquecer esa discusión con una sensibilidad distintiva (Corsín Jiménez 2013; Sansi 2016; Estalella y Criado 2016; Marrero-Guillamón 2018; Estalella 2024; Farías y Criado 2023).

La presente colección reúne a antropólogas y antropólogos hispanohablantes de Europa y América con el objetivo de abrir un espacio de diálogo entre regiones y esferas lingüísticas en ocasiones demasiado desconectadas. Hay maneras muy diversas de conceptualizar y practicar la experimentación etnográfica, ante esa multiplicidad proponemos un vocabulario con el que comenzar a delinear sus contornos conceptuales, mostrar su vitalidad y explorar las muchas posibilidades que abre para la disciplina.

Referencias

Ballestero, Andrea y Brit Ross Winthereik. 2021. Experimenting with Ethnography. A Companion to Analysis. Durham, N.C.: Duke University Press.

Corsín Jiménez, Alberto. 2013. “The Prototype: More Than Many and Less than One.Journal of Cultural Economy 7, no. 4: 381–398.

de la Cadena, Marisol. 2015. Earth Beings: Ecologies of Practice across Andean Worlds. Durham, N.C.: Duke University Press.

Estalella, Adolfo y Tomás Criado. 2018. Experimental Collaborations. Ethnography through Fieldwork Devices. New York: Berghahn.

Estalella, Adolfo y Tomás Criado. 2016. “Experimentación etnográfica: Infraestructuras de campo y re-aprendizajes de la antropología.Disparidades 71, no. 1: 9–30.

Estalella, Adolfo. 2024. “Ethnographic Experimentation and the Disappearing Field of Ethnography.Ethnos.

Farías, Ignacio y Tomás Criado. 2023. “How to Game Ethnography.” En An Ethnographic Inventory. Field Devices for Anthropological Inquiry, editado por Tomás S. Criado y Adolfo Estalella, 102–111. London: Routledge.

Fortun, Kim, Mike Fortun, Erik Bigras, Tahereh Saheb, Brandon Costelloe-Kuehn, Jerome Crowder, Daniel Price y Alison Kenner. 2014. “Experimental Ethnography Online: The Asthma Files.Cultural Studies 28, no. 4: 632–642.

Giordano, Cristiana y Greg Pierotti. 2024. Affect Ethnography. Exploring Performance and Narrative in the Creation of Unstories. London: Bloomsbury.

Hartblay, Cassandra. 2020. I Was Never Alone or Oborniki: An Ethnographic Play on Disability. Toronto: Toronto University Press.

Marcus, George E. y Michael M. J. Fischer. 1986. Anthropology as Cultural Critique. Chicago: The University of Chicago Press.

Marcus, Georges E. 2013. “Experimental Forms for the Expression of Norms in the Ethnography of the Contemporary.HAU: Journal of Ethnographic Theory 3, no 2: 197–217.

Marrero-Guillamón, Isaac. 2018. “Making Fieldwork Public: Repurposing Ethnography as a Hosting Platform in Hackney Wick, London.” En Experimental Collaborations. Ethnography through Fieldwork Devices, editado por Adolfo Estalella y Tomás S. Criado, 179–200. New York: Berghahn.

Martínez, Francisco. 2021. Ethnographic Experiments with Artists, Designers and Boundary Objects. London: UCL Press.

Miyarrka Media. 2019. Phone & Spear: A Yuta Anthropology. Londres: Goldsmiths Press.

Rabinow, Paul y Gaymon Bennett. 2012. Designing Human Practices. An Experiment with Synthetic Biology. Chicago: University of Chicago Press.

Sansi, Roger. 2016. “Experimentaciones participantes en arte y antropología.Disparidades 71, no. 1: 67–73.

Strathern, Marilyn. 2020. Relations: An Anthropological Account. Durham, N.C.: Duke University Press.

Viveiros de Castro, Eduardo. 2004. “Perspectival Anthropology and the Method of Controlled Equivocation.Tipiti: Journal of the Society for the Anthropology of Lowland South America 2, no. 1: 2–22.